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domingo, 13 de diciembre de 2009

JESÚS CAMINA SOBRE LAS AGUAS ( Mateo 14:22-33; Marcos 6:45-52; Juan 6:16-21)



El lago de Galilea está situado bajo el nivel del mar en un hueco entre los montes y los barrancos. Los montes hacían el trabajo como de chimeneas que dirigían las ráfagas de viento sobre las aguas. Esto, unido a la poca profundidad del lago, lo hacia estar sujeto a violentas tormentas subterráneas, que eran el terror de los pescadores y de los que cruzaban el mismo.

Los discípulos se adelantaron para ir a Betsaida, que es una ciudad costera.

Habían iniciado su viaje mientras caía el sol, y siendo un trayecto de aproximadamente 4 horas, todavía a la cuarta vigilia no habían logrado avanzar mas de treinta estadios, o sea unos 6 kilómetros, con casi 9 horas de trayecto. Las velas del barco no les servían y tenían que remar contra el viento.

Desde donde Jesús estaba alcanzó a ver la dificultad en que se encontraban y fue en su ayuda caminando sobre el agua. Cuando estuvo cerca de ellos, hizo como que se les iba a adelantar. Los discípulos lo vieron, pero no lo reconocieron y comenzaron a gritar de miedo, pues creyeron que él era un fantasma.

El maestro intenta calmarlos con sus celebres palabras: “¡Tengan valor, soy yo, no tengan miedo!”. Pedro que todavía no se sentía convencido le pidió permiso al señor para caminar sobre las agua. Jesús le dijo: “Ven”. Pedro bajo del barco y comenzó a hacer lo imposible: Caminar sobre las aguas.

No pasó mucho tiempo, cuando se dio cuenta de la fuerza del viento y de las olas y tuvo miedo y comenzó a hundirse y le gritó a Jesús: “¡Sálvame, Señor!”.

Jesús le extendió la mano y lo agarró para que no se hundiera, pero le reprocho enseguida: “¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?”.

Jesús responsabiliza a la poca fe de Pedro la razón de que se estaba hundiendo. La poca fe hace que uno quite la mirada de Cristo y la ponga en los vientos y en las olas que nos azotan a diario. La poca fe permite que usted camine sobre las aguas por un breve momento, pero no es suficiente para mantenerse a flote. Por eso hay que cultivar la fe todos los días para poder enfrentar con éxito las crisis que se presentan continuamente.

El maestro sube a la barca, los vientos se calman, y sus discípulos lo adoran y lo reconocen como hijo de Dios.

Marcos nos dice que este evento fue necesario que sucediera, pues ellos no habían entendido lo de los panes y los peces, por la dureza de sus corazones (Marcos 6:52).

He escuchado decir que: "Experiencia no es lo que a ti te pasa, sino lo que haces con eso". Muchas veces tenemos que pasar varias veces por el mismo problema porque no hemos aprendido la lección que el Señor quiere enseñarnos.


Seamos reflexivos para que no nos pase como al pueblo de Israel (Ver como ejemplo Nehemías 9)




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