Tras la muerte de Juan el Bautista, Jesús decreta un período de retiro para él y sus discípulos (Marcos 6:27-32). El ambiente estaba muy caldeado, los Judios procuraban matarle (Juan 5:18) y el tiempo en que había de ser recibido arriba en gloria (Lucas 9:51) todavía no había llegado. Recordemos
que el maestro vino a cumplir lo dicho de él por la ley y los profetas (Mateo
5:17-19; Juan 19:30). Las cosas debían
suceder en el orden que estaba establecido para dar cumplimiento a todo
(Efesios 1:9,10; Hechos 4:27,28).
Pero sus hermanos carnales (Mateo 13:55,56) que aún no creían en él, no entienden por qué esos grandes milagros y sus grandes enseñanzas, son dadas en lugares desiertos y no en los grades centros urbanos de Israel. El
razonamiento de sus hermanos es totalmente mundano y materialista. Lo
único que ellos entendían era que la propaganda trae beneficios y que Jesús a
pesar de sus poderes no la estaba haciendo. Se acercaba la fiesta de los
tabernáculos y sugirieron que la
oportunidad era adecuada para hacer una especie de show exhibicionista y así
sacarle provecho personal a sus poderes milagrosos.
La
fiesta de los tabernáculos era celebrada entre el 15 y el 22 del séptimo mes
judío (Tisri), En ella conmemoraban el
tiempo que estuvieron habitando en tiendas en el desierto y era una acción de
gracias por las cosechas. La gente habitaba en tabernáculos o cabañas (Chozas-Levítico 23:34,39-43). Se
hacía una peregrinación hasta Jerusalén desde cualquier parte de Israel o del mundo para estar en el
templo y era una de las 3 fiestas judías más importantes, junto con la Pascua y
Pentecostés, lo cual la hacía muy concurrida.
El
maestro contesta a sus hermanos carnales con dos argumentos. Primero su tiempo
no había llegado. No se trata aquí del tiempo de su muerte, sino el de hacer
una manifestación pública como la que hizo en Mateo 21:1-11. Incluso la palabra
griega usada por Juan en 7:6 es Kairos (Tiempo) y es diferente a la palabra
griega Horah (Hora) que usa para referirse al tiempo en que Jesús debía morir
(Véase por ejemplo Juan 7:30; 13:1; 17:1). Entonces lo que Jesús desea decir es
que el tiempo de hacer la manifestación pública que ellos pedían no había
llegado. Esta forma de entender sus palabras
esta avalada por lo que dice el verso 10.
Es
bueno comentar lo que Jesús dice en la última parte de este verso 6. : “Más
vuestro tiempo siempre está presto”. Es decir, que para el que busca su propio
beneficio cualquier hora es buena para lograrlo, pero él tiene que responder a
los lineamientos de una misión que ha sido cuidadosamente elaborada por el
padre, incluyendo los detalles más pequeños. Así que él ánima a sus hermanos a
subir a la fiesta, pues no importaba a que hora ellos llegaran, pero él solo
debía llegar en el momento y de la forma indicada.
El
segundo argumento presentado por Jesús a sus hermanos para no hacer una
manifestación pública de sus poderes es que a él lo aborrecen. Siendo su forma
de ser, de actuar y su misión diferentes
a la del mundo, no es extraño que el mundo le aborrezca. Sus hermanos formaban
parte del mundo y por tanto el mundo los amaba (Juan 15:19), pero a Jesús no,
porque él testificaba que sus obras eran malas (Juan 3:19.21)