Una frase
extraña introduce este episodio: “Y le era necesario pasar por Samaria”. La
frase “Le era necesario”, indica una necesidad lógica en vez de una obligación
personal. La palabra surgiere que su razón no era la necesidad geográfica, pues
pudo haber tomado otro camino para llegar a Galilea, ni la presión social, sino
la compulsión de la voluntad divina que busco a la oveja o las ovejas perdidas
de Samaria. “Le era necesario” hace que estos hechos tengan un significado
especial y no circunstancial.
El lugar del
encuentro fue la ciudad de Sicar, específicamente el pozo de de Jacob, cerca de
la parcela de tierra que Jacob dio a su hijo José (Génesis 33: 18, 19; 48: 21,
22), que se encuentra como a una milla
de la aldea.
La hora
sexta era la doce del mediodía, y era lógico que Jesús se sentara a descansar, pues
estaría cansado después del viaje de la mañana, y estaría listo para la comida
que los discípulos habían ido a comprar.
Aunque el
medio día no era la hora común para que las mujeres visitaran el pozo, la
presencia de la mujer samaritana puede explicarse aceptablemente si se
considera que tenía mala reputación en el pueblo, y prefería venir sola a
acarrear agua en horas que no habría nadie allí.
El pozo era
hondo y solo se podía sacar agua con una cubeta y una soga larga. Jesús no tenía
estas cosas, pero si tenía sed, así que le pidió agua.
Esta actitud
de el le sorprendió, pues por ser mujer y por ser samaritana, no esperaba este
trato amistoso que Jesús le brindaba.
La mujer
samaritana le dijo: ¿Cómo es que tu siendo judío me pides a mi dame de beber,
siendo yo mujer samaritana, porque judíos y samaritanos, no tienen trato entre
si (La razón por la cual los judíos y
los samaritanos no tienen trato entre si se debe a que cuando los judíos
volvieron del exilio de Babilonia, trataron de reconstruir el templo que
salomón había edificado, y los samaritanos trataron de ayudarle; pero los
judíos se opusieron, entonces los samaritanos en venganza, llevaron chismes
antes el rey Ciro y paralizaron por un tiempo la reconstrucción del templo
(Esdras 4).
Para los
judíos, los samaritanos no eran parte del pueblo de Dios. Así lo expresa el
señor Jesucristo en Mateo 10: 5.
Jesucristo
le responde una forma que despierta su curiosidad: Si tu conocieras el don de
Dios y quien es el que te dice dame de beber, tu le hubieras pedido a el, y el
le hubiera dado agua de vida. La insinuación de que el sabia algo que ellos no,
era suficiente para cambiar su actitud, de una hostil, a una de interés de
indagación.
Cuando Jesús
les habla de que el tiene habla viva para darle a ella, ella entendió que el se
refería a un agua de manantial, porque ese era el termino que los judíos utilizaban
para referirse a agua fresca, viva.
La
samaritana responde, nuestro antepasado nos dejo este pozo, del cual el mismo
bebía, sus hijos y sus animales, ¿Acaso eres tu mas que el?. La pregunta
implica, que si Jesús iba a darles agua que no era del pozo, tendría que ser
mas que Jacob, pero ella no lo creía así.
El que beba
de esta agua -- Respondió Jesús – volverá a tener sed, pero el que beba del
agua que yo le daré, tendrá sed jamás. Su repuesta dame de esa agua para que no
tenga que venir aquí a buscarla, indica que ella estaba entendiendo de una
forma materialista.
Pensó que
con esa agua no tendría que viajar dos kilómetros diarios a buscar el líquido. Jesucristo le pide que
traiga a su marido, pero ella, le respondió que no tiene, a lo cual el le respondió
“Bien has dicho, porque cinco has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido”.
Con esta declaración
profética Jesús le demostró que el era el Mesías, que es capaz de reconocer los
secretos de los seres humanos.
La mujer
inmediatamente reconoce que Cristo es profeta, y al ver su moral al desnudo, desvía
la conversación hacia un tema que por siglos había inquietado a los
samaritanos, este tema es: EL LUGAR DE ADORACIÓN QUE DIOS ACEPTA.
“Nuestros
padres adoraron en este monte, y ustedes dicen que en Jerusalén esta el lugar
donde se debe adorar” Verso 20. la mujer samaritana hacia referencia al monte
Gerisim, que fue el monte que Dios escogió como lugar para pronunciar las
bendiciones al pueblo. (Deuteronomio 11: 29, 30; 27: 11-26). Este fue el mismo
monte donde Josué llevo al pueblo después de introducirlos en la tierra
prometida (Josué 8: 33).
Jesús le
hace saber que la cuestión de la adoración no es de donde, sino de cómo. Es
decir el lugar no es lo que importa sino la actitud del corazón.
La mujer aprovechó el descuido, dejó su
cántaro y dijo a los que estaban en la ciudad, que habían encontrado un hombre
que le había declarado su vida, y decía: ¿no será este el Cristo? Las personas
con las que ella habló salieron el pozo de Jacob para comprobar quien era este
hombre.
Sus
discípulos le decían que comiera pero él alegaba que tenía una comida que comer ellos pensaron que
alguien le había traído comida, pero Jesús le aclaró diciendo: “Mi comida es
hacer voluntad del que me envió y llevar a cabo su obra”.
Con esas
palabras Jesús deja claro que su mayor
pasión, aun por encima del apetito de comer, es hacer la voluntad de su padre,
que era su prioridad.
“No decís
vosotros, dice el señor todavía faltan cuatro meses y después viene la ciega.
He aquí yo os digo: Alzad vuestros ojos y ved los campos que ya están blancos
para la ciega, verso 35”
Al decir
faltan cuatro meses para la ciega, es posible que el señor este haciendo
referencia a la cosecha de trigo y cebada que normalmente se producían entre
los meses de abril y mayo. Si faltaban cuatro meses para esa cosecha, entonces
este encuentro se produjo a finales de enero o principios de Febrero.
Sin embargo
Jesús está diciendo que ya la cosecha espiritual esta lista para ser recogida,
se estaba refiriendo a los Samaritanos que venían en camino con el corazón
dispuesto para aceptar la palabra.
Jesús le
dice a sus discípulos: “Yo los he enviado a ustedes a recoger donde otros sembraron, otros hicieron
el trabajo y a ustedes les toca recoger los frutos” Vs. 38.
Los que
sembraron fueron profetas, especialmente Juan el bautista, y los que los discípulos
cosecharon a partir del día de pentecostés., fueron las almas de esas personas
que por la predicación de otros siervos de Dios Tenían en ese momento un
corazón dispuesto para aceptar la palabra.
Finalmente
los samaritanos llegan a Cristo y les piden que se quede con ellos dos días,
Jesús accede, y este tiempo fue suficiente para que muchos creyeran en el.
La fe de los
samaritanos es digna de imitación, es el tipo de reacción que sigue a una
investigación personal sobre la vida de Jesús. El testimonio de la mujer mas lo
que ellos mismos pudieron comprobar trajo la convicción de que él era el
salvador del mundo.
“Ahora
creemos:-le dijeron a la mujer- no por lo que tu has dicho, sino porque
nosotros mismos le hemos oído y sabemos que éste es en verdad el salvador del
mundo” vs. 42
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