Dice Juan 20:31 que Jesús hizo muchas señales en presencia de sus discípulos que no están escritas en este
libro, pero que él hizo una selección de aquellas que demostrarían de manera
fehaciente que Jesús era el Cristo. En total Juan presenta 7 señales que
demuestran aspectos distintos de la capacidad de nuestro Señor Todopoderoso de
suplir todas nuestras necedades.
La que a continuación vamos a ver es la sexta de
ellas. Las otras 6 son: En Juan 2:1-11,
convirtió el agua en vino; En Juan 4:46-54, sanó al hijo de un noble;
En Juan 5:1-9, sanó al paralítico; En Juan 6:1-14, alimentó a los
5000; En Juan 6:12-21, caminó
sobre la mar, y en 11:39-44, levantó a Lázaro de entre los muertos.
Las señales físicas demostraban verdades
espirituales: p. ej., Jesús sanó el cuerpo enfermo para que la gente creyera
que El es Buen Médico del alma enferma; dio pan físico a la multitud para que
creyeran que El es el Pan de vida; levantó a los muertos para que la gente
creyera que El era la "resurrección y la vida", etc. (WP)
Con estos milagros demostró que él es el
Cristo, el Hijo de Dios, y que tiene poder sobre las enfermedades sin importar
si son viejas o si son de nacimiento, tiene poder sobre la naturaleza y la muerte. Por eso debemos
creerle y servirle, pues solo él poder para suplir todas nuestras necesidades.
Después del pasado incidente, donde Jesús denunció
la hipocresía de los que querían apedrear a la mujer adultera, las cosas entre Jesús y los judíos seguían
caldeándose, y la sanidad de un ciego de nacimiento en día sábado, aumenta la oposición hacia su ministerio hasta desembocar
en su muerte.
Todo comienza cuando andando por las calles de
Jerusalén se encuentran con un hombre ciego de nacimiento. Entre algunos
judíos había la creencia de que si
alguien estaba enfermo era por consecuencia del pecado. Si nacía con una
enfermedad era por consecuencia del pecado de sus padres o porque él mismo
había pecado en una vida anterior. Esto
deja ver que algunos creían en la reencarnación, la cual era una doctrina que tenía su origen en
lugares como la china y la india, donde a través de budismo se propagó.
Cuando hablamos de reencarnación nos referimos a
la creencia que enseña que cuando una persona muere su espíritu pasa al cuerpo
de otra persona que nace en otro lugar y bajo otras circunstancias. Según esta
creencia esto ocurre varias veces hasta llegar a un estado de perfección. Las
escrituras no nos dicen si los apóstoles creían esta doctrina o si estaban
confundidos al respecto, pero lo cierto
es que preguntaron a Jesús: “Maestro, ¿por qué nacería ciego este hombre?
¿Sería por sus pecados o por los pecados de sus padres?” . La primera
posibilidad planteada por los discípulos para explicar la condición de este
hombre era que sus padres hubieran pecado. En la ley de Moisés se aseguraba que
Jehová castigaría la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y
cuarta generación de los que le aborrecían (Éxodo 20:5). La razón de esta
advertencia era para que los Israelitas no se desviaran tras dioses paganos,
pues Jehová es celoso y no tolera que su pueblo divida su lealtad. Pero Dios no
castiga a los hijos por los pecados de sus padres sino solo en los casos en que
los hijos siguen en los pecados en que anduvieron sus padres. Es por eso que la
última parte del Éxodo 20:5 dice que castiga A LOS QUE ME ABORRECEN, y no a los
que se arrepienten. La maldad pasa de generación a generación por la influencia
que ejercen los padres sobre los hijos (Véase como ejemplos 2 Reyes 17:6-23;
Mateo 23:32-36; 1 Pedro 1:18,19). “El alma que pecare, esa morirá; el hijo no
llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo” (Ezequiel
18:20).
La segunda posibilidad que plantean los discípulos
es que él mismo haya cometido pecado en vidas pasadas y que ahora esté pagando
por eso. Esta segunda posibilidad no tiene ningún apoyo bíblico, sino que por
el contrario las escrituras establecen que el hombre ha de morir UNA SOLA VEZ y
después de esto el juicio (Hebreos 9:27).
Ambas posibilidades planteadas por los discípulos
descansan en algo que ellos consideraban un hecho probado: EL PECADO ES EL
CAUSANTE DE LAS ENFERMEDADES. El libre de Job nos muestra claramente que una
persona de conducta intachable puede sufrir diversos géneros de males en su
cuerpo, tal como los que sufrió el apóstol Pablo siendo un hombre de una
conducta digna de imitar (2 Corintios 12:7-10).
Ciertamente algunas enfermedades como la lepra vinieron como un castigo
por ciertos pecados (Levítico 14), pero no siempre fue así.
Jesús después de explicar que este hombre estaba
así “Más
bien para que en él se demuestre lo que Dios puede hacer” entonces
escupió en tierra, hizo un poco de lodo con la saliva, y lo untó sobre los ojos
del ciego. Luego lo mandó a lavarse al estanque de Siloé que en hebreo
significa “Enviado” y entonces ocurrió el milagro. Ahora pudiendo ver su rostro
tenía otro aspecto, lo que provocó la confusión de los presentes entre los
cuales algunos aseguraban que era él, otros decían que no, pero que en verdad
se le parecía. Por su parte el sanado aseguraba ser el mismo que había estado
ciego desde su nacimiento.
Los judíos se sintieron enojados por la curación
porque fue hecha en día de reposo, lo cual abrió una discusión acerca de si
Jesús era un verdadero siervo de Dios. ¿Quién era este hombre que tenía el
poder de sanar una ceguera congénita y a la vez se atrevía a hacerlo en el día
de reposo?. Una vez más demuestran su falta de amor hacia el ser humano al
estar más pendientes del día en que fue hecho el milagro que del bienestar de
este pobre hombre. Ya el maestro había dejado claro que en el día de reposo lo
que está prohibido es buscar el interés personal, pero no hacer el bien al
prójimo (Marcos 2:23-27).
Un aspecto destacable de este milagro es las
diversas reacciones que despierta. Por un lado están los vecinos del sanado, los
cuales se acercan por curiosidad y discuten entre ellos si éste es el hombre o
no lo es. Por otro lado estaban los fariseos los cuales solo les interesaba
investigar la fuerza que produjo tal milagro y a la vez mantenerlo bajo vigilancia. Finalmente vemos la reacción de
sus padres la cual es bastante tímida ante las preguntas amenazantes de los
fariseos. A pesar de todo esto este hombre se mantiene firme en su testimonio
sobre la forma en que Jesús lo sanó. Le preguntaron una y otra vez sobre como
ocurrió todo y él siempre daba la misma explicación. Los fariseos dudaron que en verdad hubiera estado ciego, buscaron
testigos para probarlo, quisieron desacreditar a Jesús señalándolo como un hombre pecado, pero los
hechos estaban ahí y no se podía negar. Mientras todos tenían opiniones diferentes sobre lo
ocurrido, el ciego se limitaba a hablar de los hechos, por eso cuando le
preguntaron lo que opinaba sobre Jesús, sin pensarlo dos veces dijo: “Yo
digo que es un profeta”.v. 17. La lección es fácil de ver, los hechos dan una
clase de convicción que ni las dudas, ni las amenas de otros nos pueden quitar.
En un momento del diálogo el ciego sugirió que si
ellos deseaban hacerse discípulos de Jesús, pero esto lo que hizo fue despertar
la indignación de ellos y acusar a Jesús de tener una dudosa procedencia. El
ciego vuelve a referirse a los hechos y dice: “¡Qué cosa tan rara! Ustedes no
saben de donde ha salido, y en cambio a mí me ha dado la vista”. Mientras ellos discutían y ponían en duda todo
lo pasado el ciego por su parte se regocijaba en el beneficio recibido.
Todo el episodio finalizó con la expulsión del
ciego de la sinagoga, lo cual significaba que estaba excomulgado y ya no podría
asistir a los cultos de esa congregación. ¿Está usted dispuesto a perder el favor de los hombre para defender su fe en Cristo? (Ver Juan 12:42,43)
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