“Cuando
se cumplió el tiempo en que él había de ser recibido arriba, afirmó su rostro
para ir a Jerusalén.”. Con estas palabras se nos
indica que va a ser de la vida de Jesús de ahora en adelante. Él está viviendo
los días finales de su vida y dentro de poco la oposición a su ministerio irá
creciendo hasta llevarlo finalmente a la muerte, donde cumpliría con la misión
para la cual vino al mundo.
Él había estado poniendo los cimientos necesarios
para ésta hora final. Había dado instrucciones sobre las características de su
reino y la clase de vida a los cuales llama a los hombres. Había efectuado las
obras suficientes que probaban que era el Mesías. Había elegido un grupo de
discípulos para que continuaran su labor más allá de la muerte, y pronto los
mandaría a predicar a los pueblos y aldeas para asegurar que todos escucharan
el mensaje nuevo que Dios envió a su pueblo. Ahora, cumplido el tiempo, afirma
su rostro para ir a Jerusalén, que es la capital y centro de la vida de Israel, donde se concentraba el poder religioso de la nación, por estar
allí el templo, el sanedrín y los principales lideres de los fariseos, saduceos
y escribas. También es el lugar donde llegaban miles de judíos cada año de
todas las naciones para participar de las principales fiestas. Desde
allí harìa un llamado final a su nación.
Salieron pues para Jerusalén sabiendo que era un
viaje peligroso, y para tener alojamiento seguro por el camino, envió antes
algunos mensajeros para encontrar en Samaria lugar donde quedarse, pero él
sabía que sería difícil encontrar hospitalidad en los Samaritanos, quienes
desde algún tiempo después de la deportación habían entrado en enemistad con
los judíos. En primer lugar porque Samaria estaba habitada principalmente por
colonos que el rey de Asiria envió a ocupar esas tierras después de la
deportación y cautividad de los
Samaritanos (2 Reyes 17:5, 6, 16, 18, 23, 24, 29,41). En segundo lugar, estos
incircuncisos trataron de hacer una alianza con los cautivos que regresaron de
Babilonia, para ayudarlos en la reconstrucción del destruido templo de Salomón,
pero los judíos ( que no se mezclaban con extranjeros) se lo impidieron, lo
cual provocó resentimiento una posterior conspiración para detener
la construcción de la obra (Esdras 4:1-5, 24). En tercer lugar, los Samaritanos
tenían sus propios lugares de adoración sobre el monte Gerizim, lo cual
afianzaba aún más las diferencias con los judíos que adoraban en Jerusalén
(Juan 4:20). Es a esta ciudad que Jesús envía por alojamiento, el cual no
encuentra. Juan y Jacobo enojados dijeron: “Señor, ¿quieres que mandemos que
baje fuego del cielo para acaban con ellos, como hizo el profeta Elías?” V.54 El profeta Elías en la conocida confrontación
con los profetas de Baal, hizo descender fuego del cielo (1Reyes 18:20-40).
Ahora Juan y Jacobo desean hacer los mismo, pero Jesucristo reprende su sed de venganza diciendo: “Ustedes no saben de qué espíritu sois;
porque el Hijo del Hombre no ha venido para perder las almas de los hombres,
sino para salvarlas.”. Sus discípulos no entendían cual era la
verdadera misión de Cristo y que el espíritu del cristianismo es de buenas
noticias de amor y perdón y no de venganzas. Dichas estas palabras fueron a
otra aldea donde al parecer fueron recibidos. Es decir, que si una aldea de los
Samaritanos rechazaba a Cristo, Cristo no rechazaba a los Samaritanos.
Con la decisión del maestro de ir a Jerusalén, comienza la parte de su ministerio que algunos llaman: "Ministerio tardío en Judea". Estudiosos de la Biblia concuerdan en que este
período de la vida de Cristo es el más difícil de trazar en orden cronológico.
Solo Lucas y Juan nos dicen de sus últimos esfuerzos en Judea. El libro de
Lucas desde el capítulo 10 hasta el 18 contiene una amplia información sobre
esta sección que no se encuentra registrada por los demás evangelistas y se le
ha llamado “El documento de viaje”.
Durante los meses de Octubre del 29 D.C. Hasta Abril del 30 D.C. Jesús entro y salió
de Jerusalén varias ocasiones. En la fiesta de los Tabernáculos (Juan 7:11), en
la fiesta de la dedicación (Juan 10:22-39), en Perea (Juan 10:40-42), en la
resurrección de Lázaro (Juan 11:35-44). Lucas también le recuerda a sus
lectores con frecuencia que Jesús está viajando hacia Jerusalén (Véase 9:51;
13:22; 17:11; 19:28). Y no es sino hasta el capítulo 19 versículo 41 que Jesús
llega realmente a Jerusalén, pero es ese destino final el que gobierna este
período de su vida y que está siempre delante de él.
Durante este tiempo, con mucha más fuerza que
antes, los judíos buscaban matarlo. Ya no había debate entre ellos en cuanto a
lo deberían hacer con él, pues se había logrado un consenso de que lo mejor era
destruirlo. De aquí en adelante lo que se buscaba era una buena ocasión para
prenderlo sin hacer alboroto en el pueblo, y sus continuos debates durante este
período, así como sus frecuentes visitas a Jerusalén, dieron el motivo y la
ocasión que tanto habían esperado.
7 comentarios:
Excelente!! Conociendo mas de la vida de Jesus
mi pregunta era por qué La Palabra dice que afirmó su rostro para ir a Jerusalén.Y el documento resolvió mi inquietud y añadió mas conocimiento del Señor y su ministerio sobre la tierra. Gracias.
Gracias a Dios, busque saber sobre esta frase Bíblica y encontré apoyo. Dios bendiga su Santa Palabra.🙏👍
Que marabillosá la enseñanza de Jesús.Si alguien te desprecia,tu tu debes reaccionar con venganza.Aleluya
Quize decir:Tu no debes reaccionar con venganza.
Muchas gracias. Comprendi lo que afirmo su rostro. Bendiciones. Muy buena la explicacion. Amen.
Muy bueno😍😍
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