Había una vez un rey que ofreció un gran premio a aquel artista que pudiera captar en una pintura la paz perfecta. Muchos artistas lo intentaron. El rey observó y admiró todas las pinturas, pero solamente hubo dos que a él realmente le gustaron y debía escoger una de ellas.
La primera era un lago muy tranquilo. Este lago era un espejo perfecto donde se reflejaban unas plácidas montañas que lo rodeaban. Sobre estas, se encontraba un cielo muy azul con tenues nubes blancas. Todos quienes miraron esta pintura pensaron que esta reflejaba la paz perfecta.
La segunda pintura también tenía montañas. Pero estas eran escabrosas y descubiertas. Sobre ellas había un cielo furioso del cual caía un impetuoso aguacero con rayos y truenos. Montaña abajo parecía retumbar un espumoso torrente de agua. Todo esto no se revelaba para nada pacífico.
Pero cuando el rey observó cuidadosamente, vio tras la cascada un delicado arbusto creciendo en una grieta de la roca. En este arbusto se encontraba un nido. Allí, en medio del rugir de la violenta caída de agua, estaba sentado plácidamente un pajarito en el medio de su nido.
El rey escogió la segunda pintura, porque el rey consideraba que la paz no significa estar en un lugar sin ruidos, sin problemas, sin trabajo duro o sin dolor. La paz significa que a pesar de estar en medio de todas estas cosas, podamos permanecer calmados dentro de nuestro corazón. Este es el verdadero significado de la paz.
Autor Desconocido
Textos Bíblicos para meditar:
Cuando los caminos del hombre son agradables a Jehová,
Aun a sus enemigos hace estar en paz con él. (Proverbios 16:7)
Aun a sus enemigos hace estar en paz con él. (Proverbios 16:7)
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