"Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con
promesa;
para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra." (Efesios 6:2,3; Éxodo 20:12):
para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra." (Efesios 6:2,3; Éxodo 20:12):
En la República Dominicana se celebra el último domingo del mes de Mayo el día de las madres. Se trata por supuesto de una tradición humana y no de un mandato Bíblico. La iglesia como institución no realiza ningún acto especial para esa ocasión, pues la escritura establece que: "Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo
todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre
por medio de él." (Colosenses 3:17). Mas esto no impide que los cristianos de forma individual le hagan algún tipo de alago reconocimiento a su madre, sobre todo si eso ha ido acompañado de amor, honra y respeto los 365 días del año, y no como un acto aislado de un día.
Quiero hacer mención de dos madres que son ejemplo en la Biblia de mujeres que se ocuparon de la crianza espiritual de sus hijos, los cuales llegaron a ser grandes siervos de Dios. La primera de ellas es Jocabed, madre de Moisés (Éxodo 6:20). Su hijo nació en un tiempo en que los israelitas eran esclavos en Egipto, y todo varón nacido allí era matado. Éxodo 2:1-10 dice: "Un hombre de la casa de Leví fue
a tomar por mujer una hija de Leví. Concibió la mujer y dio a luz un hijo;
y viendo que era hermoso lo tuvo escondido durante tres meses. Pero no pudiendo ocultarlo ya por más tiempo, tomó
una cestilla de papiro, la calafateó con betún y pez, metió
en ella al niño, y la puso entre los juncos, a la orilla del Río. La hermana del niño se apostó a lo lejos para ver
lo que le pasaba. Bajó la hija de Faraón a bañarse en el Río
y, mientras sus doncellas se paseaban por la orilla del Río, divisó
la cestilla entre los juncos, y envió una criada suya para que la cogiera. Al abrirla, vio que era un niño que lloraba. Se compadeció
de él y exclamó: "Es uno de los niños hebreos." Entonces dijo la hermana a la hija de Faraón: "¿Quieres
que yo vaya y llame una nodriza de entre las hebreas para que te críe
este niño?" "Vete", le contestó la hija de Faraón.
Fue, pues, la joven y llamó a la madre del niño. Y la hija de Faraón le dijo: "Toma este niño
y críamelo que yo te pagaré." Tomó la mujer al niño
y lo crió. El niño creció, y ella lo llevó
entonces a la hija de Faraón, que lo tuvo por hijo, y le llamó Moisés, diciendo: "De
las aguas lo he sacado.".
Así por providencia divina, Jocabed crió a su hijo con el patrocinio de la casa de Faraón. !Y que gran trabajo hizo!. Hebreos 11:24-26 dice: "Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo
por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los
egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón."
Estas dos mujeres hicieron un trabajo excelente, tanto que mereció el reiterado reconocimiento del apóstol Pablo: "Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús." (2Timoteo 3:14-15).
Moisés fue un siervo el cual Dios defendió como un profeta con el cual él hablaba cara a cara(Número 12). Timoteo fue reconocido por Pablo como un colaborador incomparable (Filipenses 2:19-23).
Gracias a Dios por la buenas madres, vehículo de vida y amor. Junto con tu papá, debes honrarla si deseas que te vaya bien y seas de larga vida sobre la tierra.
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