Cuando nuestro organismo esta acostumbrado a un ritmo y lo alteramos, los resultados han de esperarse, en mi caso hace mucho tiempo que he adoptado el estilo saludable de no ingerir alimentos altos en carbohidratos, proteínas o porciones abundantes en horas la noche, sobre todo luego de las ocho, esto porque nuestro metabolismo se hace mas lento en horas nocturnas, no que esto ayude a perder peso, sino más bien porque el metabolismo basal es la cantidad de energía consumida por una persona en estado de reposo, y este puede ser lento o rápido; el metabolismo basal lento es el que se da en personas con sobrepeso u obesas, en el cual su gasto energético en reposo es inferior a lo normal, mientras que el rápido, se da más en personas delgados o musculosa, donde su gasto energético es superior a lo normal. Esta norma de ingesta adecuada en la noche, favorece por ende a una buena digestión, ahora bien, cuando altero este proceso, profeticamente y como crónica de una muerte anunciada, sé que vienen consecuencias, como las que tuve que asumir en horas de las dos de la madrugada, cuando un fuerte dolor gástrico, acompañado de nauseas y mareos, me despertó, todo como parte de una indigestión, provocada por el consumo de unas pastas en horarios de las nueve de la noche.
Mientras se incrementaban mis dolencias, mi esposo me comentó que percibía un temblor de tierra, lo que a la vez yo también percibía, pero que lo relacionaba con mi malestar general; luego de comentar un poco y orar, tuve que permanecer más tiempo fuera de cama por continuar sintiendo nauseas, lo que me permitió meditar un poco en el libro de Daniel, es que así como mi cuerpo estaba sufriendo mi desliz alimenticio, también el pueblo de Israel sufrió las consecuencias de sus transgresiones, y también nuestro pueblo actual y nosotros como individuos sufre las consecuencias de la desobediencia ya sea al no aceptar la palabra de Dios o con practicas pecaminosas ya sean de hechos, pensamientos o intenciones, pero no porque tiemble la tierra que no es más que un fenómeno natural que es parte de la creación y que ha existido siempre, sino porque en verdad el daño que le hemos hecho a nuestra tierra lo ha incrementado, además de que solo cuando vemos que somos vulnerables, meditamos en aquellas infracciones que cometemos a diario.
Ahora bien, las buenas nuevas siempre son las misma, que el para el pueblo de Israel, Dios es JUSTO Y MISERICORDIOSO y esta presto a escuchar nuestro clamor.
Daniel 9:18 Inclina tu oído, Dios mío, y escucha. Abre tus ojos y mira nuestras desolaciones y la ciudad sobre la cual se invoca tu nombre; pues no es por nuestros propios méritos que presentamos nuestras súplicas delante de ti, sino por tu gran compasión.
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