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sábado, 19 de noviembre de 2011

ENTRA EN LA CASA DE LA MISERICORDIA.

Josue 2:1-19 dice:

"Josué hijo de Nun envió desde Sitim dos espías secretamente, diciéndoles: Andad, reconoced la tierra, y a Jericó. Y ellos fueron, y entraron en casa de una ramera que se llamaba Rahab, y posaron allí. Y fue dado aviso al rey de Jericó, diciendo: He aquí que hombres de los hijos de Israel han venido aquí esta noche para espiar la tierra. Entonces el rey de Jericó envió a decir a Rahab: Saca a los hombres que han venido a ti, y han entrado a tu casa; porque han venido para espiar toda la tierra. Pero la mujer había tomado a los dos hombres y los había escondido; y dijo: Es verdad que unos hombres vinieron a mí, pero no supe de dónde eran. Y cuando se iba a cerrar la puerta, siendo ya oscuro, esos hombres se salieron, y no sé a dónde han ido; seguidlos aprisa, y los alcanzaréis. Mas ella los había hecho subir al terrado, y los había escondido entre los manojos de lino que tenía puestos en el terrado. Y los hombres fueron tras ellos por el camino del Jordán, hasta los vados; y la puerta fue cerrada después que salieron los perseguidores. Antes que ellos se durmiesen, ella subió al terrado, y les dijo: Sé que Jehová os ha dado esta tierra; porque el temor de vosotros ha caído sobre nosotros, y todos los moradores del país ya han desmayado por causa de vosotros. Porque hemos oído que Jehová hizo secar las aguas del Mar Rojo delante de vosotros cuando salisteis de Egipto, y lo que habéis hecho a los dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán, a Sehón y a Og, a los cuales habéis destruido.

Oyendo esto, ha desmayado nuestro corazón; ni ha quedado más aliento en hombre alguno por causa de vosotros, porque Jehová vuestro Dios es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra. Os ruego pues, ahora, que me juréis por Jehová, que como he hecho misericordia con vosotros, así la haréis vosotros con la casa de mi padre, de lo cual me daréis una señal segura; y que salvaréis la vida a mi padre y a mi madre, a mis hermanos y hermanas, y a todo lo que es suyo; y que libraréis nuestras vidas de la muerte. Ellos le respondieron: Nuestra vida responderá por la vuestra, si no denunciareis este asunto nuestro; y cuando Jehová nos haya dado la tierra, nosotros haremos contigo misericordia y verdad. Entonces ella los hizo descender con una cuerda por la ventana; porque su casa estaba en el muro de la ciudad, y ella vivía en el muro. Y les dijo: Marchaos al monte, para que los que fueron tras vosotros no os encuentren; y estad escondidos allí tres días, hasta que los que os siguen hayan vuelto; y después os iréis por vuestro camino. Y ellos le dijeron: Nosotros quedaremos libres de este juramento con que nos has juramentado. He aquí, cuando nosotros entremos en la tierra, tú atarás este cordón de grana a la ventana por la cual nos descolgaste; y reunirás en tu casa a tu padre y a tu madre, a tus hermanos y a toda la familia de tu padre. Cualquiera que saliere fuera de las puertas de tu casa, su sangre será sobre su cabeza, y nosotros sin culpa. Mas cualquiera que se estuviere en casa contigo, su sangre será sobre nuestra cabeza, si mano le tocare. "

Introducción:

Una de las virtudes que más apreciamos los seres humanos de Dios es su misericordia. La Biblia dice que el Señor es “Rico en misericordia” (Efesios 2:4). También dice que si no fuera por ella ya habríamos sido consumidos y que son nuevas cada mañana (Lamentaciones 3:22,23).

Misericordia es mostrar compasión y bondad para un ser que está en desgracia, y que por su condición de indignidad espiritual no merece ningún favor (Favor comparar con Efesios 2:1-5). Eso es precisamente lo que Dios hace con nosotros. Nos muestra su favor, a pesar de que somos indignos y lo único que merecemos es ser condenados por nuestros pecados.

Pero la Biblia también enseña que esa misericordia de Dios, aunque está disponible para todo ser humano, solo se benefician de ella los que entran al círculo donde Dios mostrará su favor. Veamos

I- LA MISERICORDIA DE DIOS SE MUESTRA EN LUGARES ESPECIFICOS.

a) Dentro del arca de Noé (Génesis 7:16).

b) Fuera de las ciudades de Sodoma y Gomorra (Génesis 19).

c) En los aposentos de los Israelitas (Éxodo 10:21-23).


II- HOY LA CASA DE LA MISERICORDIA ES LA IGLESIA DEL SEÑOR.

a) No porque ella salve, sino porque a ella añade el Señor los que han de ser salvos (Hechos 2:47).

b) Me refiero a la iglesia que Cristo fundó (Mateo 16:18), de la cual él es el fundamento y no los hombres (1Corintios 3:11), y a la cual el viene a buscar y salvar(Efesios 5:23-27).

c) Es la iglesia del Señor porque ella tiene a Cristo por cabeza (Col. 1:18), solo hace lo que Él manda (Col 3:17) y persevera en su doctrina (2Juan 9).

d) Es la iglesia del Señor porque ella es parte básica del plan de Salvación de Dios de los siglos eternos (Efesios 3:8-11).


III- ¿QUIENES PUEDEN ENTRAR EN LA CASA DE LA MISERICORDIA?.

a) Rahab era una ramera y pudo entrar con toda su familia.

b) Nicodemo a pesar de ser un principal entre los judíos necesitaba entrar (Juan 3:1-5).

c) No importa si usted es un gran pecador o un líder religioso, debería entrar también.

IV- ¿QUE SE NECESITA PARA ENTRAR EN LA CASA DE LA MISERICORDIA?


a) Hay que temer a Dios como Rahab (Josué 2:9-11)

b) Hay que aceptar a Cristo como los judíos del dia de pentecostés (Hechos 2.40-41).

c) Hay que ser obedientes como Noé (Génesis 6:8, 9,22) y como Rahab (Josué 2:14-21).

d) Hay que bautizarse como el carcelero y su familia (Hechos 16:30-34).

CONCLUSIONES:

1- La misericordia de Dios es una de sus virtudes mar preciosas. Se manifiesta de manera dramática en la Cruz de Cristo (Efesios 2:4,5).

2- La misericordia de Dios está disponible para todos, pero se benefician de ella los que son humildes y reconocen que deben arrepentirse y buscar de Cristo.

3- De esa forma, como los Israelitas, somos cubiertos por la sangre (Éxodo 12:3, 5, 7, 13, 22,23), ya no de animales, sino con la preciosa sangre de su Hijo (1Pedro 1:18,19).

4- Así, cubiertos por ella, podremos sostenernos en pie en el día final, habiendo lavado nuestras ropas y siendo emblanquecidas en la sangre del cordero (Apocalipsis 7:13-17).


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