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domingo, 3 de julio de 2011

Historia Clínica de Jesús


Quiero compartir este articulo extraído de un libro que publica el Dr. Daniel López Rosetti, quien ha hecho una sinopsis de historias clínicas de personajes históricos, siendo el más relevante y el que ahora me compete, nuestro señor Jesucristo. 

"La historia clínica es un modo de abordar la historia de las personas. Implica conocer a ese personaje desde una óptica integral, una visión abarcadora de sus aspectos físicos y emocionales, una suerte de esfuerzo para realizar un diagnóstico retrospectivo, diferido en el tiempo, que nos permita acceder a su intimidad a través de un pretexto médico". Daniel López Rosetti.


Historia Clínica de Cristo:


Jesús, luego de los días de detención, es sometido al suplicio de los latigazos y la corona de espinas. Su condición clínica ya era crítica. Sin embargo, lo peor sucedió ese viernes a las nueve de la mañana, cuando lo crucificaron.

La condición clínica de una persona crucificada es cardiovascularmente comprometida. Por un lado, el intenso dolor del suplicio y la crucifixión producen disminución refleja de la presión arterial. A su vez, la pérdida de sangre por las lesiones de los latigazos, las espinas y el trauma de los clavos en ambas muñecas y pies condiciona también una disminución de la presión arterial por hemorragia. El corazón presenta un incremento en los latidos. Esta taquicardia busca compensar la disminución de la presión arterial. Este cuadro de hemorragia, disminución de la presión arterial y taquicardia condiciona el llamado “shock hemorrágico”. Se trata de una insuficiencia circulatoria donde la llegada de sangre oxigenada a los distintos órganos y tejidos se encuentra muy comprometida. De tal modo, los órganos nobles —tales como el cerebro, los riñones, el hígado y el propio corazón— reciben poca sangre y en consecuencia poco oxígeno, con lo cual se dificulta su funcionamiento. Este “shock hemorrágico” se asocia también a un “shock neurogénico”. En este último, los vasos sanguíneos, principalmente las arterias, se dilatan por un fenómeno nervioso reflejo provocado por el intenso dolor de la crucifixión.
Como consecuencia directa, la presión arterial baja. En este estado de colapso cardiovascular la piel se encuentra pálida, fría y sudorosa. La disminución de la presión arterial impide que los riñones funcionen correctamente, por lo que pierden su capacidad para filtrar la sangre produciendo una insuficiencia renal aguda. Como consecuencia, se acumulan sustancias tóxicas en la sangre. El shock circulatorio, asociado a la acumulación de sustancias tóxicas en la sangre, produce alteraciones neurológicas con modificación del estado de la conciencia (estupor, mareos y adormecimiento). A todo esto, el esfuerzo por respirar es intenso y dificultoso. Jesús debía “literalmente” pararse sobre el clavo de sus pies para poder respirar. La frecuencia respiratoria normal es de 12 a 14 respiraciones por minuto. Jesús, a esta altura de la condición clínica, debía respirar 30 o 40 veces por minuto en un intento por compensar la falta de aire y la insuficiencia circulatoria. Los movimientos respiratorios eran rápidos pero muy superficiales.

Claramente la respiración era insuficiente. Como resultado, la cantidad de oxígeno en sangre era baja y como contrapartida aumentaba la concentración de anhídrido carbónico (CO2). Esta acumulación de CO2 es muy tóxica y da un color azul-violáceo a los labios y a los extremos de los dedos. La entrada de aire a los pulmones era cada vez más dificultosa hasta hacerse  mínima. A esta altura también se presentaban problemas metabólicos. La acumulación de anhídrido carbónico y la insuficiencia renal y respiratoria terminan por producir “acidosis metabólica” (acumulación de ácido en la sangre).

La acumulación de la hemorragia, el colapso circulatorio y neurogénico, la disminución de la presión arterial, la insuficiencia renal aguda, la acidosis metabólica y, en última instancia, la asfixia por falta de oxigenación de la sangre y la incapacidad de eliminación del anhídrido carbónico de la insuficiencia respiratoria, termina en arritmias cardíacas severas, que condicionan el paro cardiorrespiratorio.

Certificado de defunción
  • Paciente. Jesús
  • Sexo: Masculino
  • Edad: 33 años
  • Lugar de fallecimiento: Jerusalén
  • Año: 010
  • Día: viernes
  • Hora: 3 de la tarde
  • Motivo del fallecimiento: Paro cardiorrespiratorio traumático
  • Causa: Asfixia por crucifixión

Aquel día comenzó un nuevo calendario para la historia universal, un antes y un después de  Cristo. Para nosotros los Cristianos esta narración es parte del recordatorio y reflexión de cada primer día de la Semana, pero también es nuestro mayor regocijo ya que con su muerte, recibimos la salvación y venció la muerte resucitando al tercer día.
Hechos 2:24 a quien Dios resucitó, poniendo fin a la agonía de la muerte, puesto que no era posible que El quedara bajo el dominio de ella.   Hechos 2:31 

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