¿COMO SUPERAR EL PROBLEMA?
I- Decida perdonar. Esa es la forma en que puede sacar de su corazón esa raíz de amargura que lo está estorbando en sus planes de agradar a Dios y de tener un hogar feliz.
Algunos cuando se les habla de perdonar dicen: “Me gustaría personar, pero es que no lo siento”. Otros dicen: “No puedo sentir perdón por mi pareja después de lo que me hizo”. Cuando hablamos así nos confesamos esclavos de nuestros sentimientos. Pero recuerde que Cristo le ha hecho libre, INCLUSO DE SENTIMIENTOS DE ESTE TIPO, y que en él usted lo puede todo.
Empiece por reconocer que es usted quien controla su conducta.
Segundo, compruebe por usted mismo que los sentimientos cambian cuando cambia la conducta.
Tercero, entienda que Dios no le pide que cambien sus sentimientos, sino sus pensamientos y su comportamiento. Él no nos pide que sintamos algo que no sentimos, pero a la vez, el Señor que nos creo y nos conoce mejor que nadie sabe, que cuando pensamos bien y nos comportamos bien, aparecen como consecuencia los buenos sentimientos.
En cuarto lugar, Dios no le pide que se forme un sentimiento de perdón hacia su cónyuge, sino QUE DECIDA (sin importar lo que sienta) perdonarle. EL PERDÓN ES UNA DECISIÓN de dejar el agravio en manos de Dios, de liberarnos a nosotros y a la persona que nos agravió del poder del pasado, de renunciar a nuestro derecho de venganza, y de convertir el hecho sucedido en un hecho histórico y no emocional. Es decir, que usted lo recordará con la mente, pero no con el corazón.
Recuerde que si alguien tuvo derecho para estar resentido fue nuestro Señor y Salvador Jesucristo, el cual sin nunca pecar fue rechazado, humillado, calumniado, abandonado y crucificando. Sin embargo dijo: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:34). Así que: “De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros” (Colosenses 3:13). “Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.” (Mateo 6:14,15).
II- Cambie su conducta. “Quítense de ustedes toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdono a ustedes en Cristo” (Efesios 4:31,32). Tiene que tomar la decisión de eliminar las actitudes negativas de su vida. Si las tolera, serán como un pequeño basurero que atraerá toda clase de contaminación. De seguro no será fácil luchar contra algo que usted ha venido alimentando toda la vida, pero con la ayuda del Señor lo va a lograr. Así que, aunque a veces se sorprenda deslizándose hacia patrones antiguos de conducta negativa, no se deje vencer, pues se trata de una disciplina que tiene que mantener. Entonces cuando elimine las actitudes negativas dejara espacio libre para practicar las cosas positivas que la palabra le ordena. La benignidad o buena voluntad hacia todo el mundo, pero en especial hacia su pareja. Claro que para lograr este sentimiento tiene que enfocarse en las cualidades positivas de su pareja, no en las negativas. Use unos binoculares de acercamiento para ver las cosas positivas y use el mismo binocular, pero del lado de alejamiento para ver lo negativo. Necesita disciplinarse, pues va a luchar contra patrones aprendidos y reforzados por años de mala conducta. Ahora por favor, tome este texto como su grito de batalla: “En fin, hermanos, piensen en todo lo que es verdadero, noble, correcto, puro, hermoso y admirable. También piensen en lo que tiene alguna virtud, en lo que es digno de reconocimiento. Mantengan su mente ocupada en eso” (Filipenses 4:8).
III- Cambien su actitud. Mantenga ceñidos los lomos de su entendimiento y sea sobrio (1Pedro 1:13). Es decir, mantenga sus sentidos totalmente alerta contra nuevos ataques Satánicos, porque no ignoramos sus maquinaciones (2Corintios 2:11). Hágalo con el estudio continuo de la palabra de Dios. Ore junto con su pareja y pídale a Dios que le ayude a superar esos problemas. Recuerde que no hay nada imposible para con Dios (Lucas 1:37).
En este momento es importante que usted visualice sus actitudes negativas y malos sentimientos como barreras que separan y obstaculizan la buena marcha que Dios planeo para su matrimonio. Esas barreras le impiden avanzar hacia un estadio de felicidad y paz.
Ahora le pido que se visualice quitando con la ayuda de Jesucristo esas barreras y se vea marchando hacia una meta de felicidad conyugal por un camino despejado y seguro. CON CRISTO SE PUEDE.
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