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martes, 6 de abril de 2010

JESUS PREDICE LA DESTRUCCIÓN DE LA CIUDAD DE JERUSALÉN (Mateo 24; Marcos 13; Lucas 21:5-37). (Parte 1 de 2)


Antes de proceder a interpretar estos versos que tantas dificultades han dado a muchos, debemos ubicarnos dentro del contexto en el cual Jesús està hablando. Mateo 24 es una continuación de Mateo 23, especialmente en sus versos finales. La referencia que Jesús hace al castigo que vendría sobre esa generación por perseguir a los siervos de Dios (Mateo 23:33-36), la vemos profetizada en el capítulo 24 en la destrucción del templo y de la ciudad de Jerusalén (Mateo 24:34; Lucas 21:20). En Mateo 23:38 dice que su casa les serìa dejada desierta, y entonces pasa a explicar como sucedería eso.

Habiendo pasado un dìa Martes (De su última semana de vida) lleno de disputas con los judíos ahora se retiraba del templo (Marcos 13:1) porque nadie màs se atrevió a preguntarle nada mas. Algunos de sus discípulos hablaban sobre las hermosas piedras votivas (Ofrecidas por voto) que adornaban el templo que habìa sido comenzado a reconstruir por Herodes el grande para congraciarse con los judíos, y en los dìa de Jesús aun no habìa sido terminado. Jesús hizo unas revelaciones espantosas sobre el futuro de aquel majestuoso edificio. Dijo el maestro: ¿Ven estos grandes edificios? Pues no va a quedar de ellos ni una piedra sobre otra. Todo serà destruido” (Marcos 13:2). Las palabras de Jesús debieron causan un temor y gran impacto en el animo de los discípulos, los cuales al llegar al monte de los olivos, cuatro de sus màs allegados le preguntaron: “Dinos ¿cuándo seràn estas cosas, y què señal habrà de tu venida y del fin del siglo” (Mateo 24:3). La primera pregunta es ¿Cuándo seràn estas cosas?, pero ¿Cuáles cosas?. Evidentemente ellos preguntan sobre la destrucción del templo, pues Jesús habìa predicho que no quedaría piedra sobre piedra sin ser removida. Les interesaba saber el tiempo, pues a todos nos interesa saber cuando sucederán los grandes eventos que afectan nuestras vidas. Jesús no les daría un año, mes y dìa exacto, pero les informó que serìa durante los dìas de aquella misma generación. Tomando en cuenta que hablaba con adultos, podemos estar seguros que en los próximos 40 ò 50 años sus palabras se cumplirían.

La segunda pregunta es: ¿Què señal habrà de tu venida y del fin del siglo?. Podemos concluir que estas dos son una sola pregunta, ya que la hacen conjunta. Posiblemente los discípulos relacionaron la destrucción del templo con la venida del Señor y el fin del siglo por lo que Jesús dijo en el contexto de Mateo 23:39: “Porque os digo que desde ahora no me veréis, hasta que digáis: Bendito el que viene en el nombre del Señor”.

La expresión “Fin del siglo” no se refiere a la destrucción del mundo, sino que para los judíos esto significaba para consumación y terminación del judaísmo como sistema y la inauguración de una nueva era por parte del esperado Mesías. Es dentro de este forma de entender los discípulos las cosas que el maestro les explica el significado de sus palabras. Por eso vemos que en Mateo 24:6,14 la palabra “Fin” no se refiere al fin del mundo, sino al fin del judaísmo como sistema, ya que su templo y su ciudad capital serían destruidos. Asì que es fácil ver que cuando Jesús habla de su “Venida” aquí no se refiere al su venida en el dìa del juicio final, sino a su venida en juicio para destruir aquella ciudad y aquel templo de esa perversa generación (Mateo 23:38,39).

Hay varios textos en las escrituras que nos enseñan sobre múltiples venidas de Cristo, que no tienen que ver con su segunda venida en el dìa final (Hebreos 9:28). Por ejemplo en Marcos 9:1 Jesús promete venir en su reino durante la vida de algunos de sus apóstoles. ¿Lo cumplió? ¡Claro que si!, en el dìa de Pentecostés vino en la persona del Espíritu Santo para dejar establecida su iglesia (Hechos 2), la cual es su reino (Mateo 16:18,19). En Efesios 2:17 Jesús vino en la persona de sus apóstoles para anunciar las buenas nuevas de paz a Judíos y Gentiles. En Apocalipsis 2:5,16 Jesús promete “Venir” a corregir y castigar a sus iglesias por no ser capaces de corregir sus pecados. Sirvan, pues estos tres ejemplo para demostrar que no siempre que en la Biblia se habla de la venida de Cristo tiene que ser necesariamente su venida final.

Jesús vino en el año 70 de la era Cristiana, en la persona del ejercito romano, para usarlo como verdugo castigador de un pueblo que habìa perdido la vista de Dios y que se habìa corrompido. Mateo 24:28: “Donde quiera que estuviere el cuerpo muerto, allí se juntarán las águilas”. Asì como la descomposición de un cuerpo muerto atrae a los depredadores, asì mismo la descomposición moral de un pueblo muerto espiritualmente atraía su propia destrucción.

Es cierto que todo juicio parcial sobre una nación es figura o representación de lo que ha de ser el juicio final, pero aquí el juicio es sobre Jerusalén. Es por esto que el maestro al finalizar su profecía sobre Jerusalén hace un discurso sobre lo que serà su venida final, para que lo que suceda sobre Jerusalén les sirva de advertencia a ellos y al mundo sobre lo que pasará en el dìa final. De manera que cualquier interpretación de estos textos que no tome en cuenta las palabra de Jesús en Mateo 24:34: De cierto os digo, que no pasará ESTA generación hasta que TODO ESTO acontezca”. Y que no tome en cuenta las señales locales referidas por Jesús (Mateo 24:15,16; Lucas 21:20,24), es una interpretación errónea. Es cierto que las señales y advertencias hechas para un juicio nos son útiles para avisarnos sobre el otro, pero debemos aplicar esta profecía en sentido primaria a la destrucción de Jerusalén.


A continuación vamos a analizar algunas de las señales presentadas por Jesús, comenzando con el verso 4 de Mateo 24. “... Mirad que nadie os engañe”. El propósito del maestro al presentarles las señales era evitar que sus discípulos fuesen engañados. Èl sabía que sus discípulos serían expuestos a pruebas terribles y deseaba que estuvieran preparados y prevenidos para que pudieran perseverar “Hasta el fin”., es decir, hasta que Èl destruyera a Jerusalén con su templo.

“Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañaran”. V.5 . En el libro de los Hechos de los apóstoles 5:36,37 se nos habla de dos individuos (Teudas y Judas), los cuales se hicieron pasar por Mesías y los que se dejaron engañar y le siguieron fueron destruidos. Estos son solo dos ejemplos de los muchos “Cristos” que aparecieron durante el periodo previo a la destrucción del año 70 d. De J.C. (1Juan 4:1).

“Y oiréis de guerras y rumores de guerra...pero aún no es el fin”. Muchos creyentes usan este texto y cada vez que se inicia o se rumora de una guerra, afirman que el fin del mundo se aproxima. Pero debemos tomar en cuenta a menos tres cosas: Una es que Jesús dice que esto NO ES SEÑAL DEL FIN...: “Pero aun no es el fin”. Otra cosa es que estas señales debìan suceder DURANTE ESA GENERACIÓN V34. Y finalmente que cuando la Biblia habla de la segunda venida de Cristo el dìa final dice que serà sin aviso, como ladrón en la noche, y si algo podemos tomar como señal no es precisamente las guerras, sino la paz (1Tesalonisenses 5:1-3).

Por otra parte, el famoso historiador judía Flavio Josefo, que escribió la historia de la guerra de los judíos contra los romanos y la destrucción del templo, nos narra como los romanos venían amenazando con destruir a Jerusalén varios años antes de que la destrucción sucediera., incluso cuenta en que en el año 67 D.C. los romanos sitiaron la ciudad, entraron en el templo, lo saquearon, pero misteriosamente volvieron a retirarse, para un poco de tiempo después, volverla a sitiar hasta destruir todo. Fue precisamente en este periodo breve de retirada que los cristianos y los que estaban atentos a las señales dadas por Cristo aprovecharon para huir. Es durante este período de tiempo de casi 3 años que los judìos oyen hablan frecuentemente de guerras y rumores de guerras. A esto hay que sumarle las constantes guerras que los romanos libraban con otras naciones màs pequeñas que intentaban liberarse del yugo romano.

“...Y habrà pestes y hambres y terremotos en diferentes lugares, y todo esto serà principio de dolores” Vs.7,8. En tiempos del emperador Claudio que reinó del 41 al 54 D.C. sucedió una gran hambre (Hechos 11:28) y la historia secular confirma de la ocurrencia de terremotos y pestes que confirman la veracidad de la profecía de Cristo. De todas formas estas señales no apuntan hacia el fin, sino hacia el comienzo de los dolores. Estos eventos servirían como preaviso de cosas mayores a las cuales deberían estar atentos para escapar.

“Entonces os entregarán a tribulación, y os mataran..màs el que persevere hasta el fin, éste serà salvo”. Durante el tiempo del emperador romano Nerón que sucedió en el trono a Claudio, se comenzó la primera y una de las màs crueles persecuciones contra los cristianos.


CONTINUARÁ....DIOS MEDIANTE


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