SEÑALES DE ALARMA.
Cuando Pienso en Hermanos que ya no perseveran en los caminos del Señor, me digo: “¿Cómo estaría la Iglesia de Cristo si ellos estuvieran aportando sus talentos?” “¿A cuantas personas màs les hubiésemos podido predicar?” “¿Cuántas congregaciones màs podríamos tener?. Pienso y me llegan a la memoria hermanos como Pascual Robles, Carlos Mejìa y Esposa, Alberto Jiménez y esposa, Frank Peña, Alejandrina, Andrés Lebrón., Por solo mencionar algunos, entre los cuales muchos se han ido al mundo, o estàn en el sectarismo, o simplemente estàn en el ir y venir entre el mundo y la iglesia. Todos ellos hermanos que en su momento estuvieron tan firmes como el que màs, y demostraron tener habilidades para predicar, enseñar, cantar, animar y mucho màs de lo que se necesita en la iglesia del Señor.
¿Què les pasò? ¿Por què ya no estàn, o solo estàn a medias?. Cada uno de ellos tuvo sus razones reales o imaginarias. Las siguientes 3 razones estuvieron presentes en muchos de los casos:
1- Quitaron su vista de Cristo y la pusieron en cosas materiales.
2- No experimentaron en realidad un nuevo nacimiento.
3- No se les adoctrinó adecuadamente.
Podríamos hacer una lista màs larga de razones, pero de alguna forma estàs 3 abarcan las demàs. Algunos se fueron por un motivo y otros se fueron por otro, pero en todos los casos encontramos algo en común: TODOS PRESENTARON SEÑALES DE ALARMA A LAS CUALES NO HICIERON CASO. ¿Cuáles son algunas de estas señales que ellos pasaron por alto?.
No tenían un horario para estudiar la Biblia y orar; y si lo tenían no lo respetaban.
Faltaban a uno o varios cultos en la semana.
Cuando iban llegaban tarde y se iban temprano.
Participaban poco en la adoración y en los estudios. (A veces no tienen o no usan su Biblia y su himnario).
Creyeron que lo que se iba a decir en el culto ellos lo sabían.
Hacia tiempo que no hacían labores de visitas.
Algunos se escondían de los hermanos.
Habìan perdido el interés por la oración.
No recordaban la última vez que oraron por todos sus hermanos.
Habìan perdido el hábito de predicar a otros.
Renovaron su interés por cosas mundanas que antes no les interesaban. Ejem. Música, bienes materiales, negocios, etc.
Comenzaron a ser tolerantes con el pecado. Ejem. Decir ciertas palabrotas; Irritarse fácilmente; ver programas de TV indecorosos, etc.
Hablaban con orgullo de su vida pecaminosa pasada. Usaban con cierta frecuencia frases como: “Si esto hubiera ocurrido cuando yo no era cristiano, otra cosa serìa”.
Preferiancompartir con los impíos e incrementaron el tiempo que pasaban con ellos.
Aceptaron trabajos o comenzaron cursos que interferían con las horas de culto o de predicación (Pudiendo evitarlo).
Acudieron a la mentira para excusar sus múltiples faltas.
Empezaron a echarle la culpa a otros de sus fracasos.
Se quejaban de que no los visitaban o que no los querían, etc.
Creyeron que lo que se decìa desde el púlpito era por ellos.
Creyeron que Dios los habìa abandonado y que tenìa que “Resolver” por ellos mismos.
Olvidaron que estamos en guerra y que el diablo trata sin descanso hacernos caer, sin importar si tenemos 20 dìas o 20 años en la fe.
Si estos hermanos hubiesen prestado atención a estas y muchas otras señales de alarma de un descuido grave, hoy es posible que estuvieran con nosotros (Hebreos 2:1-2).
Quiero llamar la atención de los que aun permanecen, porque al diablo no le interesa que tu te vayas totalmente, sino que se conforma con volverte una estatua fría y dura dentro de la iglesia, o peor aún un cristiano que da mal testimonio a los demàs y aleja a la gente de Cristo. En efecto le rendimos un mejor servicio al enemigo cuando nos quedamos a trasmitir nuestra frialdad y falta de reverencia y celo por Dios y su obra. A Satanás no le importa que seamos “Religiosos”, siempre y cuando no seamos “Cristianos”.
Hermanos, es hora de despertar de ese peligroso sueño. Estamos llamados a vivir una vida de victoria en Cristo. No olvidemos la purificación de nuestros antiguos pecados (2Pedro 1:3-9). Nuestro debe es aborrecer lo malo (Romanos 12:9) y denunciarlo (Efesios 5:11). Alejémonos cada vez màs de nuestra vieja vida, ocupándonos en buscar primeramente el reino de Dios (Mateo 6:33).
Nadie pasa de ser un buen cristiano hoy a estar descarriado mañana. Eso conlleva un proceso de adormecimiento espiritual, y hay señales de alarma, luces amarillas que se encienden por todo el camino para advertirnos que es hora de hacer algo serio. ¡Prestemos atención a esas señales para no ser los próximos en la lista!.
“Asì que, hermanos, sed tanto màs diligentes para hacer firme vuestro llamado y elección de parte de Dios; porque mientras hagáis estas cosas NUNCA CAERÉIS” (2Pedro 1:10).
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