lunes, 12 de julio de 2010

Carpe Diem



Carpe Diem

Desde el tiempo en que Horacio las hizo famosas, las palabras carpe diem (¡Aprovecha el día presente!) han sido usadas por políticos, poetas, y predicadores para estimular un mayor aprovechamiento de las oportunidades que se presentan.

El punto que Horacio quiso hacer al respecto, parece ser el hecho de que la vida es pasajera, y el hombre debe apresurarse a “gozar” de ella hasta el máximo. Pero me atrevo a decir que el hombre tiene cada vez más dificultad para aprovechar los ofrecimientos del día aunque éstos van creciendo a un ritmo impresionante en cantidad, calidad, y variedad. Pero ahí está la base del problema; el hombre no sabe cómo apoderarse del día, y por eso, está siendo apoderado por el mismo. En vez de decidir cómo va a usar el día para su propio provecho, permite que el día llegue a ser dictador de sus actividades.

Entiendo que –hasta cierto punto- el individuo tiene que conformarse al día; esto es lógico, necesario y bueno. Me refiero más que nada a las actitudes de uno mientras hace sus deberes diarios. Es asunto de planificar en vez de reaccionar; pensar críticamente en vez de criticar a los que piensan; y tomar la iniciativa antes de ser tomado por ella.

Salmos 84:8-10
Jehová Dios de los ejércitos, oye mi oración; escucha, oh Dios de Jacob. Mira, oh Dios, escudo nuestro, y pon los ojos en el rostro de tu ungido. Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos. Escogería antes estar a la puerta de la casa de mi Dios, que habitar en las moradas de maldad.

Tomado de: Pan Comido

No hay comentarios:

Publicar un comentario