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miércoles, 17 de marzo de 2010

NUESTRA RELACION CON DIOS Y CON LOS DEMÁS

Las relaciones son más importantes que el dinero, dice la gente, para enfatizar la importancia de tener buenas relaciones, de llevarse bien con los demás. Esto es cierto, porque las relaciones son lo más importante de la vida y lo que le dan sentido a todo

La principal de todas las relaciones que debemos asegurar y cultivar es nuestra relación con Dios. Dios es un ser PERSONAL. Es decir, que tiene inteligencia, emociones y voluntad. Por eso, podemos tener y cultivar una relación con él. Ahora bien, no debemos esperar que nosotros seamos lo que vamos a poner las condiciones en las cuales se fundamente esa relación, sino que compete al creador hacerlo. "Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas (Respetes) a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma" (Deuteronomio 10:12). Este texto nos está diciendo lo que espera el Señor de una relación con nosotros. Jesucristo dijo: "Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo os mando" (Juan 15:14). Esto significa que si deseamos una buena relación con Dios, debemos estar dispuestos a darle obediencia absoluta e incondicional. Solo así nuestra relación con él ira bien. Si nos resistimos a entregarle algún pedazo de nuestro corazón, algún aspecto de nuestras vidas, sufriremos mucho y no lograremos agradarle, tal como le pasó a Israel en el desierto.

El Señor desea que nuestra obediencia para que sea perfecta esté basada en el amor, pero no en un poquito de amor, no en una cuota mínima de amor, sino en una entrega total del corazón: " Y amarás al Señor tu Dios con TODO TU CORAZÓN, con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. ESTE ES EL PRINCIPAL MANDAMIENTO"
Esta base es fundamental, no solo para llevarnos bien con Dios, sino para llevarnos bien con el prójimo, porque nuestra relación con Dios es la rectora de las demás relaciones.

Cuando el dio los 10 mandamientos, cuatro de ellos tenían que ver con normar nuestra relación directa con Él, incluyendo no tener dioses ajenos delante de Él (No darle celos). Los otros seis mandatos norman la relación con los demás. Por ejemplo, en cuanto a los padres hay que honrarlos. En cuanto a la pareja, no cometer adulterio. En cuanto a los demás, no levantarle falsos testimonios, ni codiciar sus bienes (Su casa, su mujer, sus criados, sus ganados, etc.), ni robarle ni matarle. Por eso Jesucristo dijo que el cumplimiento de la ley es el amor, porque el amor no hace daño al prójimo en ninguna manera, sino que siempre procura su bien (Mateo 22:34-40; Romanos 13:8-10).

Nuestra relación con Dios es la rectora de nuestra relaciones interpersonales. Por ejemplo, el egoísmo del marido es corregido por Dios cuando le manda a amar a su mujer como Cristo amó a la iglesia y como a su mismo cuerpo (Efesios 5:25-28). Le instruye a tratarla como una vaso frágil y como coheredera de la gracia de la vida, y le advierte, que esto es PARA QUE SUS ORACIONES NO TENGA ESTORBO (1Pedro 3:7). O sea, que dar un mal trato a la mujer es dañar nuestra relación con Dios.
Por su parte a la mujer, el Señor la dirige en su relación con el esposo, cuando le dice que se sujete a él COMO A CRISTO MISMO (Efesios 5:23-25). De esta forma, una actitud rebelde de la esposa hacia el esposo, afecta su relación matrimonial, pero también afecta su relación con Dios. Le advierte que debe amar a su marido y sus hijos, y ser cuidadosa de su casa, PARA QUE LA PALABRA DE DIOS NO SEA BLASFEMADA (Tito 2:4,5).
A los padres le dice que no deben criar a sus hijos caprichosamente, sino EN LA DISCIPLINA Y AMONESTACIÓN DEL SEÑOR (Efesios 6:4). De manera que el Señor les fija una regla por la cual les va a pedir cuentas sobre la crianza de sus hijos.
A los hijos le dice que obedezcan a sus padres en todo PORQUE ESTO AGRADA AL SEÑOR (Colosenses 3:20). Es decir, que tal vez un padre no ofrezca buenos motivos para obedecerle, pero aun así el hijo debe hacerlo, motivado por la sujeción a su padre celestial, el cual promete que le irá bien y será de larga vida sobre la tierra (Efesios 6:1-3). Esto también sirve de advertencia a los hijos que les va mal en la vida, los cuales deberían revisar como ha estado su obediencia a los padres.
Los siervos (Empleados, trabajadores, dependientes, etc), deben obedecer EN TODO (Siempre que no contradigan al Señor) a sus amos terrenales, No solo a los buenos y afables, sino también a los dificiles de soportar (1 Pedro 2:18). NO SIRVIENDO AL OJO, como los que quieren agradar a los hombres, sino con corazón sincero, TEMIENDO A DIOS... haciendo cualquier trabajo COMO PARA EL SEÑOR Y NO PARA LOS HOMBRES. (Efesios 6:5-7; Colosenses 3:23) Los siervos tienen un tremendo desafío. A veces se enfrenta a trabajos duros y mal pagados, a padrones injustos y condiciones laborales inhumanas, pero aún así debe hacer su trabajo con calidad, COMO PARA EL SEÑOR.
Los amos deben dejar las amenazas con sus siervos, hacer con ellos lo que es justo, SABIENDO QUE TAMBIÉN VOSOTROS TENÉIS UN AMO EN LOS CIELOS (Colosenses 4:1; Efesios 6:9).
Es fácil abusar del que es más débil, pero sabemos que el que tal haga, se las tendrá que ver con Dios.
Así el Señor norma las demás relaciones que tenemos. Ancianos y Jóvenes (1Pedro 5:5,6). Militares y civiles (Romanos 13:1-6). Gobierno y ciudadano (1Pedro 2:13-17). etc, etc, etc. En todas ellas debemos comportarnos bien, NO SOLO POR CASTIGO, SINO TAMBIÉN POR LA CONCIENCIA (Romanos 13:5)
Para todas las relaciones quiero recordarles dos cosas:
1- Siempre habrá quien no cumpla con su deber o quien se exceda en el uso de la autoridad que Dios le ha dado. QUE EL OTRO NO CUMPLA NO NOS LIBERA A NOSOTROS DE HACER NUESTRA PARTE. Haga siempre su parte. El juicio es individual; no colectivo. Cada uno dará cuenta a Dios de si (Romanos 14:12).
2- Si el comportamiento de los demás nos quita el deseo de hacer nuestra parte, recordemos esto: SOMOS SIERVOS DE DIOS. a él es que debemos agradar por encima de todo. Humillemonos ante la poderosa mano de Dios y él nos exaltara cuando fuere tiempo (Santiago 4:10; 1Pedro 5:6).
"Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como PARA EL SEÑOR y no para los hombres. Sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, PORQUE A CRISTO EL SEÑOR SERVÍS" (Colosenses 3:23,24)


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