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martes, 23 de junio de 2009

CLAVES PARA SUPERAR CUALQUIER PROBLEMA ESPIRITUAL

1- Es necesario comprender que estamos en medio de una guerra espiritual entre Cristo y Satanás por nuestras almas. Mientras Cristo desea salvártela (Lucas 9:56), Satanás anda como un león rugiente buscando toda oportunidad para devorártela (1Pedro 5:8). Esa guerra que se libra en el mundo espiritual se refleja en nuestra lucha interna entre la carne y el espíritu (Gálatas 5:16,17). Cristo desea aliarse con nuestro espíritu para combatir los deseos pecaminosos de la carne (Romanos 8:1,2). El diablo usa como su aliado a la carne, porque él sabe que ella es débil. ES NECESARIO COMPRENDER QUE ESTAMOS EN UNA GUERRA, NO CARNAL SINO ESPIRITUAL (Efesios 6:12).

2- Los problemas espirituales nuestros comienzan con pequeños descuidos. A veces comienzan con pensamientos como este: “Hoy no voy a leer mi Biblia porque estoy cansado o tengo otra cosa importante para hacer". “Se me olvido orar hoy, pero lo haré mañana” etc. El rey David pasó por grandes dificultades personales y familiares por haber descuidado sus tareas espirituales. Como Satanás anda al asecho de toda oportunidad, aprovechó que David se paseaba por el balcón de su casa, practicando la ociosidad, mientras el pueblo estaba en la guerra y le tentó con una mujer hermosa que se bañaba en el patio de su casa desnuda. David calló en la tentación y a partir de allí comenzaron sus muchos problemas (2Samuel 11 y 12). No fueron necesarios muchos grandes descuidos, sino un pequeño. UN SOLDADO QUE ESTÁ EN GUERRA SABE QUE NO DEBE DESCUIDARSE.


3- El pecado es engañoso (Romanos 7:11). Satanás lo presenta de manera atractiva y nos hace creer su mentira de que seremos felices (Génesis 3:1-6) y que nunca vamos a ser descubiertos o castigados (Números 32:23). Cuando el pecado nos ha atrapado en sus garras, nos vuelve sus esclavos y aunque deseemos salir de él no podemos hacerlo (Romanos 7:15-24). “Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago... De manera que YA NO SOY YO QUIEN HACE AQUELLO, SINO EL PECADO QUE MORA EN MÍ”. SI EL ENEMIGO NOS VENCE Y NOS LLEVA CAUTIVOS, HAY QUE PEDIR LA AYUDA DE OTRO QUE SEA MÁS FUERTE QUE ÉL PARA QUE NOS RESCATE (LUCAS 11:18-22; 1JUAN 3:8; 4:4).

4- Arrepentirnos y confesar nuestras culpas es el remedio que Dios nos presenta y el único medio para que él pueda intervenir y librarnos de una situación de conflicto. Es necesario que sea según Dios (Salmos 51:4), que produzca un cambio de vida (Mateo 3:8), que nos motive a desagraviar a los afectados (Isaías 1:16-18) y produzca deseos de ayudar a otros a llegar a Dios (Salmos 51:13,14). Si clamamos a Dios como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, él nos dará su ayuda. Y ME BUSCAREIS Y ME HALLAREIS, PORQUE ME BUSCAREIS DE TODO VUESTRO CORAZON (JEREMIAS 29:13).

5- Cuando nos arrepentimos adquirimos una nueva visión del pecado un aprecio mayor por nuestra alma, la cual ha sido comprada a precio de la sangre de Cristo. Ya el pecado no nos resulta atractivo, sino que nos causa repugnancia (Judas 23,24). Lo aborrecemos (Romanos 12:9), lo desechamos (1Pedro 2:1), lo combatimos y denunciamos (Efesios 5:8-12). CUANDO ALGUIEN HA SIDO RESCATADO DE UN CAUTIVERIO NO DESEA NI SIQUIERA PASAR CERCA DEL LUGAR DONDE ESTABA CAUTIVO (ROMANOS 8:11,12).

6- Para mantenernos alerta de nuevos ataques satánicos, debemos ser sobrios y velar (1Pedro 5:8), velar y orar (Mateo 26:41) y no descuidar nuestra comunicación y relación con Dios. Es necesario que nos forjemos nuevos hábitos en nuestra vida espiritual a los cuales seamos leales. Por ejemplo, no faltar a las actividades o cultos, salvo por alguna causa de fuerza mayor. Meditar en la palabra de Dios día y noche para guardar de hacer conforme a todo lo que en ella está escrito (Josué 1:5-9). Tomar un día o varias horas cada semana para hacer una revisión cuidadosa de nuestra vida espiritual (2Corintios 13:5). Y cuidarnos de no traer a nuestra nueva vida cosas pecaminosas de nuestra vida pasada (Efesios 4:17-30). AL COMENZAR UNA NUEVA VIDA DEBEMOS PEDIR A DIOS UN CORAZON NUEVO (Salmos 51:10; Deuteronomio 30:6).

7- He aquí algunos textos que te pueden servir para meditar en ellos: Salmos 51, 32 y 38; 1Juan 1:5-9; Romanos 7:10-24; Juan 8:34-38; Santiago 4:7; Proverbios 16:6; Gálatas 5:24; Salmos 36:1-4......CONSIDERA LO QUE TE DIGO, Y EL SEÑOR TE DÉ ENTENDIMIENTO EN TODO (2TIMOTEO 2:7).

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