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jueves, 14 de enero de 2010

¿Por qué Dios permite los desastres naturales y el sufrimiento?










Esta es una pregunta recurrente por siglos. Ahora la hacemos por lo que pasó en Haití, donde un terremoto de 7.0 en la escala de Richter sacudió esa nación y las devastaciones son inenarrables y los muertos se cuentan por miles.

A continuación 10 reflexiones personales para ayudarnos a entender esto.

  1. Cuando Dios hizo al mundo todo era BUENO EN GRAN MANERA (Génesis 1:31). No había enfermedad, guerras, refugiados, discriminados, asilados, ni muertos. En resumen el dolor y el sufrimiento no existían. Entonces qué pasó.
  2. El hombre violó la única prohibición que Dios le puso al entregarle la tierra. “De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás”. Miles de árboles para comer, y solo UN árbol prohibido. “Y VIO la mujer que el árbol era bueno para alcanzar la sabiduría; Y TOMÓ de su fruto, Y COMIÓ; y DIO también A SU MARIDO, el cual COMIÓ ASÍ COMO ELLA.” (Génesis 3:6). Con esta violación comenzó una etapa de castigo, vergüenza, miedo y maldición para el hombre en la tierra (Génesis 3:17-19).
  3. Varios siglos después la maldad del hombre sobre la tierra es tan grande que a Dios le pesó haber creado al hombre y determino destruirlo. Solo Noé halló gracia ante los ojos del Señor (Génesis 6:1-13). Fue cuando vino el diluvio que lo destruyo todo, a causa de que toda carne se había corrompido. Sin embargo, Noé y su familia se salvaron, al igual que Lot y su familia en el caso de Sodoma y Gomorra, porque como dijo Abraham: “El Juez de toda la tierra, ¿No ha de hacer lo que es justo? (Génesis 18:26b).
  4. Muchas veces Dios concede permiso a Satanás para usar personas y elementos naturales como el fuego y el viento para provocar caos y daño, aun sobre gente que vive rectamente (Ver Job 1). De esta forma puede hacer que muchos desacrediten a Dios y engaña y confunde aun a los elegidos (Mateo 24:24; Apocalipsis 13:11-18).
  5. Dios permite estas situaciones de sufrimiento para motivar el arrepentimiento de los sobrevivientes (Apocalipsis 9:20,21). Sin embargo no pensemos que los que mueren en estas catástrofes son los más pecadores de la tierra, antes si no nos arrepentimos todos pereceremos igualmente (Ver Lucas 13:1-5).
  6. Muchos otros males suceden como consecuencia de nuestros descuidos o nuestro mal vivir. Por ejemplo, cuando alguien muere en un accidente por manejar borracho.
  7. Aunque nos duele mucho, los niños sufren las consecuencias físicas del pecado de sus padres. Heredan de sus padres bienes, pero también deudas, rasgos físicos, tendencias a enfermedades y hábitos de vida que a veces lo transmitimos a hijos y nietos (Éxodo 20:5; Proverbios 22:6). Por eso un hijo (Que es inocente) puede morir por consecuencia de un padre (Que es culpable). Lo que hay que aclarar es que no pasa lo mismo en el ámbito espiritual, sino que allí no lleva el hijo el pecado del padre (Ezequiel 18:4,20). De modo que aunque su vida se pierde, su alma se salva, y desde el punto de vista de Dios el alma es más importante que la vida física, de modo que es mejor un niño salvo que un viejo perdido.
  8. Los pensamientos de Dios y sus caminos no son como los nuestros, sino que como está de lejos el oriente del occidente y como está más alto los cielos que la tierra, así son los caminos de Dios más altos que los nuestros y sus pensamientos más que los nuestros. Mientras nuestra prioridad es mantenernos sanos y sin problemas hasta el día de la muerte, la prioridad de Dios es salvar nuestras almas. Por eso 2Corintios 5:1 compara al cuerpo (La morada terrestre) con un tabernáculo o tienda de campaña, mientras que la vida futura en el espíritu la compara con un edificio una casa no hecha de manos, ETERNA en los cielos. El Señor trabaja cada día para salvar esa parte espiritual.
  9. En ese sentido, el Señor antepone nuestro crecimiento espiritual a nuestro bienestar físico. Por eso, cuando Pablo pidió al Señor que le quitará un aguijón en su carne, el Señor le contestó: “Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad” (2Corintios 12:7-10). De manera que el Señor no dudará en permitir una enfermedad o tribulación de cualquier tipo si esto ayuda a que no seamos condenados con la gente mundana (1 Corintios 11:28-32).
  10. Cristo vino y anduvo haciendo bienes y SANANDO A TODOS LOS OPRIMIDOS POR EL DIABLO, porque Dios estaba con él (Hechos 10:38). Una persona que deje a entrar a Cristo en su vida puede ser sanada del dolor que provoca sufrir una catástrofe, porque él vino para deshacer la obra del diablo (1Juan 3:8).


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